China tiene fama de muchas cosas positivas –como su comida y su Gran Muralla– pero también es reconocida por hechos controversiales (las imágenes de 1989 en la Plaza de Tian’anmen perduran en la memoria de muchos). Hoy se suma un ítem a esta última categoría, pues las autoridades chinas arrestaron a una mujer por hacer un retweet (inglés) que consideraron “trastocaba el orden social”.
Todo comenzó a mediados de octubre, cuando Japón y China estaban en una crisis diplomática (inglés) por un desacuerdo territorial. Jóvenes chinos salieron a las calles a protestar en contra de Japón rompiendo productos nipones.
Al ver estos actos, Hua Chunhui publicó en su cuenta de Twitter un mensaje sarcástico que les sugería a los manifestantes antijaponeses dejar de protestar con actos simples. Si querían tener un verdadero impacto, debían destrozar el pabellón de Japón en la feria internacional Expo Shanghái.
La prometida de Hua, Cheng Jiaping, pensó que fue un buen chiste, así que le hizo un retweet. Sin embargo, le agregó la frase, “a la carga, juventud enojada”.
Eso no le pareció tan chistoso al gobierno chino.
10 días después de su fatídico retweet, en la fecha en debía contraer matrimonio con Hua, Cheng desapareció. Su allegados pensaron que se había arrepentido de casarse, pero después de varios días de no saber de ella, supusieron que algo más estaba mal.
Finalmente, la semana pasada se enteraron de que Cheng había sido sentenciada por el gobierno chino a 1 año de “reeducación”, en un campo de trabajo forzoso en la ciudad de Zhengzhou, en la provincia de Henan.
Aunque la razón oficial detrás del arresto es el retweet, Cheng tenía un pasado que la tenía en la mira del gobierno chino.
Cheng estaba involucrada en organizaciones a favor de los derechos humanos, una labor que es celosamente vigilada por las autoridades del país. Ya había sido advertida e incluso retenida por autoridades gracias a su cercanía con Liu Xianbinm, uno de los chinos más vocales a favor de la democracia en ese país (y quien estuvo involucrado en los hechos de 1989 en la Plaza Tian’anmen).
Quizás fue su cercanía con los enemigos del régimen comunista lo que le costó su libertad a Cheng. El retweet simplemente fue la excusa legal que el gobierno necesitaba para poder llevársela.
Hua, mientras tanto, está luchando por la libertad de su amada. Ya pidió que la dejen cumplir su sentencia en casa dada su alta presión arterial y ahora le toca esperar a que las autoridades decidan.
F eltiempo.com
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