El libro digital es un tema incierto y que causa todavía recelo en los trabajadores del mundo editorial. Esto incluye editores, autores, libreros, distribuidores, etcétera. Joaquín Sabaté, director general del Grupo Ediciones Urano, ha liderado el proyecto Digital Books, que busca consolidar el desarrollo tecnológico de su Grupo a nivel internacional.
¿Cómo fue el proceso de la plataforma del libro digital emprendido por Urano?
Hace más de dos años surgió realmente la inquietud por la revolución digital. Como empresa teníamos dos opciones; ser espectadores en el proceso o intentar forjar nuestro propio camino. La decisión de la empresa fue apostar por el futuro y demostrar al entorno nuestro convencimiento de seguir explotando directamente los canales de venta. Es por ello que se decidió la creación de una nueva empresa, Digital Books, dedicada en exclusiva al desarrollo del negocio digital.
¿Se dice que los libros digitales tienen un costo del 30% menos que un libro de papel, esto es producto de una investigación real o una especulación?
Cada interlocutor utiliza los porcentajes a conveniencia propia, nosotros somos conscientes de que el digital debe su existencia al papel. Con las reglas de juego actuales en la industria editorial resulta imposible el desarrollo del digital sin el apoyo del papel. Es fácil desgranar la cadena de costos de un libro y anotar un porcentaje por lo que supone papel e impresión, pero si se repercutiesen el resto de costos sólo al digital y se le aplicase un multiplicador en función de los costes de estructura de la empresa editorial, dudo que pudiésemos hablar de precios más bajos que en papel. El motivo es claro, el mercado todavía es nulo o muy pequeño. Apuesto por una política de precios en digital que permita desarrollar el mercado, pero sin perder de vista que hoy, el libro digital necesita del papel para poder respirar.
¿Cómo afectará el libro digital al libro impreso?
Dependerá de qué uso le asigne el lector al producto digital. Sin lugar a dudas permitirá poder acceder a cualquier fondo editorial, por muy desaparecido que se encuentre de los circuitos tradicionales la edición impresa. Supongo que también ayudará a crear nuevos lectores desde el entorno digital. Por ahora no veo peligrar al libro impreso, es más, creo que a corto plazo lo puede fortalecer.
¿Cómo será su distribución?
Se concentrará en unos pocos distribuidores, quienes garantizarán servicio a los puntos de venta. El editor entregará sus títulos a un ditribuidor confiando en que éste mueva sus contenidos digitales.
¿Cómo es el perfil del nuevo lector del libro digital?
Personas sin miedo a la tecnología, mediana edad, ambos sexos, lectores por encima de la media.
¿Cuál será el papel de los libreros tradicionales con este nuevo fenómeno tecnológico?
Los libreros deben ser los que vendan los contenidos digitales, cuidando mucho la oferta de contenidos que ponen a la venta, e intentar apostar por las novedades por encima del volumen de contenidos. Desconfiar de aquellos que no han sido sus aliados constantes en el entorno papel, y dudar de aquello que no nace de su entorno conocido.
¿Qué ventajas y desventajas traerá al escritor?
Existe mucha polémica al respecto. Algunos escritores apuestan por comercializar directamente los contenidos, otros intentan luchar por modificar las reglas preestablecidas... Nuestra posición es que los buenos escritores necesitan a los editores para poder sumar alianzas (autor y marca comercial). El editor realiza constantemente apuestas editoriales, pagando anticipos y en muchos casos no recuperando la inversión. En el entorno digital ocurrirá probablemente lo mismo. Es por ello que modificar las reglas en beneficio de uno, sin tener en cuenta el riesgo del otro, podría ser un desastre. El escritor y el editor deben cabalgar juntos en el entorno digital.
¿Qué resultados concretos han tenido y qué perspectivas ven en este nuevo mercado?
Por ahora los resultados económicos son muy pequeños, pero pensamos que el mercado puede crecer de forma exponencial durante el próximo año. Estamos trabajando en diferentes mercados ayudando a libreros y editores a que entren en el mundo digital. El proceso es lento, pero nadie quiere quedarse atrás.
Por Alfonso Carvajal
F eltiempo.com
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