domingo, 15 de agosto de 2010

Reportero experimentó con las drogas sonores digitales o 'E-drugs

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Este fenómeno, que consiste en emitir sonidos que estimulan el cerebro, llegó a Francia hace dos meses y expertos aseguran que no produce adicción.

Mi primer sentimiento fue de relajación, acompañado por un aire de tranquilidad. Ese fue el efecto que generó en mí una 'dosis' de 20 minutos de e-drugs o drogas digitales sonoras.

No la disfruté en absoluto, pues esa calma tan sólo la pude percibir después de 18 minutos, cuando el aturdidor ruido disminuyó de manera progresiva. Podría describirlo como una combinación de una gran caída de agua, el audio que emite el televisor cuando se pierde la señal y el pito que suena en el interior de un avión, pero con una intensidad descomunal.

Las e-drugs se fundamentan en los latidos binaurales, un fenómeno neurológico que consiste en emitir sonidos distintos en cada oído y que estimula el cerebro, produciendo sensaciones de euforia, estados de trance o de relajación. Salió a la luz pública por el auge que ha tenido en Francia desde hace dos meses.

Pero, adicional al uso como 'droga', sirve para tratar a personas que sufren de trastornos como ansiedad, depresión, somnolencia y falta de concentración, entre otras.

Mi primer contacto con este fenómeno fue en el trabajo. Buscando en Internet y luego de leer varios comentarios de personas que han vivido esta experiencia, encontré el programa que ofrece las e-drugs.

La descarga fue rápida. Al iniciarlo, hay que empezar a familiarizarse con el término 'dosis', pues así se llaman los archivos. Decidí entonces cargar una de las 'dosis' de prueba. La descripción decía que tendría un efecto de calma, que brindaría energía, además de causar una sonrisa. Me puse mis audífonos e hice clic en reproducir.

Un sonido suave se transformó rápidamente en un ruido estridente y repetitivo, que me obligó a quitarme los audífonos antes de dos minutos.

Momentos después, intenté de nuevo, pero esta vez el agite del trabajo me obligó a detenerlo. Pasó entonces, a ser una tarea para hacer en casa. Además, había leído comentarios que recomendaban esta práctica acostado y en un lugar tranquilo.

Así fue. En mi casa, luego de repetir el proceso de descarga del programa, acomodé una colchoneta junto a mi computador, apagué la luz, me acosté y cerré los ojos, dispuesto a entrar en trance.

La sensación de incomodidad en los primeros minutos se repitió, pero con el paso del tiempo me acostumbré a tal punto que ya lo podía tolerar.

Sin embargo, aún estaba a la espera del efecto de calma, de más energía y de la sonrisa. Así lo intentara, ese fuerte ruido no me permitía distraer mi atención en otra cosa.

En un instante de esos interminables 20 minutos, sentí un aroma a naranja, que venía de una crema que mi mamá se estaba aplicando en su habitación, a varios metros de distancia de donde yo me encontraba.

Luego sentí la presencia de alguien parado frente a mí y cuando abrí los ojos, allí estaba mi hermana.

Incluso, llegué a pensar que el efecto había recaído sobre ella porque esa sonrisa que yo esperaba adornaba su rostro. Tal vez estoy sugestionado, pero creo que eso lo pude percibir porque una de las manifestaciones de estas 'drogas' es abrir todos los sentidos.

Luego de mi experiencia, debo decir que, antes de intentarlo de nuevo, prefiero lo tradicional: escuchar mi música favorita, lo que me ha garantizado experiencias permanentes de alegría y de relajación.

Con los pulsos se busca modificar el estado cerebral

Para entender el fenómeno de las 'e-drugs', hay que empezar por decir que el cerebro emite frecuencias eléctricas que están por debajo de los 30 hertz. Los rangos de frecuencia determinan los estados de actividad del cerebro; por ejemplo, cuando éste tiene una frecuencia de entre 0 y 5 hertz, hay sueño profundo (estado delta); entre los 4 y 8 hay aletargamiento (theta); entre 8 y 14 hay estado de alerta (alfa), pero relajado, y entre los 14 y los 30 es un estado de gran alerta (beta).

Lo que busca la música es tratar de modificar a voluntad el estado del cerebro, y en este caso llevarlo al rango de los 8 a los 14 hertz, lo que se logra con pulsos binaurales.

Con audífonos independientes se pone a un oído a escuchar a una frecuencia diferente, pero cercana, a la que se oye por el otro.

Por ejemplo: si se pone a oír por el oído izquierdo un sonido de 400 hertz y por el derecho un sonido a una frecuencia de 410 hertz, en el cerebro se produce un sonido aparente de 10 hertz. Eso se conoce como pulso binaural.

Se cree que si por un tiempo prolongado, y con un entrenamiento, el estímulo persiste, se logra que el cerebro modifique su frecuencia y funcione a 10 hertz; de este modo se ubica en el estado de relajación.

En esta condición se pueden estimular algunas zonas del cerebro que producirían sensaciones de euforia, de somnolencia, similares a las que se adquieren bajo la influencia del alcohol, e incluso de tipo sexual. Hasta ahora no hay evidencia sobre su verdadero efecto y tampoco certeza sobre si produce adicción, lo que ocurre es que, buscando efectos placenteros, la gente tiende a repetir su uso.

FUENTE: CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ, ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO

NICOLÁS CONGOTE G.
REDACCIÓN TECNOLOGÍA


F eltiempo.com

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